lunes, 30 de enero de 2012

Casa Pepa en Ferreruela de Tábara

 
Hoy toca recomendación gastronómica por si algún día os perdéis por la provincia de Zamora. Es uno de esos lugares que hay que saber que existen, pero que luego tienen mucha fama. Ya sabéis, comida casera, en abundancia, y buen precio. Se llama Casa Pepa y está en la localidad de Ferreruela de Tábara.

Lo más curioso del sitio es que allí no hay carta, sino menú único, para todos lo mismo. Para empezar, algo ligerito, ensalada y un poco de pulpo en aceite para picar.
 









Después, llega la parte seria: patatas con pata y alubias con todo tipo de tropezones, ¡ja,aja! Los camareros, súper eficientes y rápidos, te sirven en la mesa las cazuelas para que los comensales se sirvan al gusto…¡incluso para que repitan!

 
 
 
Eso sí, recomiendo dejar hueco para el segundo plato, porque esto es solo el principio. Se puede elegir entre cordero o ternera, con chuletas, chuletillas y filetes. O mitad y mitad, para probar de todo (que fue lo que nosotros hicimos).
 
 
 
Y, de colofón, algo dulce, por supuesto…y también casero. Para mí, lo mejor, aunque creo que para todos también, porque fueron tan rápidos repartiendo que no me dio tiempo a hacer fotos del postre. Solo del bizcocho relleno de crema.




Lo que no podéis ver es el arroz con leche y las natillas caramelizadas por arriba (mis preferidas), que también las traen “al por mayor”, en cazuelas de barro para que los clientes se lo repartan.

Eso sí, si queréis ir, será mejor que reservéis. Nosotros fuimos un domingo y el comedor, que tampoco es muy grande, estaba lleno y con grupos de bastante gente. Nosotros éramos once, pero había mesas con muchos más comensales. Vamos, que lo raro era ver mesas de cuatro. Me quedé con ganas de poder echar un ojo a la cocina, solo por curiosidad, para ver en qué ollas y cazuelas hacen todo esto, que está tan rico…¡deben ser enormes!

Ya me contaréis si os animáis a probar, con hambre ya os aseguro que no os vais a quedar.



miércoles, 25 de enero de 2012

Galletas de avena y chocolate


Voy a instaurar un nuevo refrán: “Tienes más peligro que Bea en Fnac”. Y es que me entra el afán consumista al máximo cuando entro en ese lugar. Menos mal que en mi ciudad no hay, porque si no, sería cliente de honor. Por favorrr, si es que no hay vez que salga de allí, ya sea en Madrid, Barcelona, Bilbao o Alicante, sin una bolsa llena de libros. Y no soy la única, porque aquí mi compañero también se vuelve loco. Nuestro modus operandi es siempre el mismo. Estamos en la ciudad que sea, encontramos un Fnac, nos miramos y decimos “¿entramos a echar un vistazo?”. Una excusa como otra cualquiera para pasar la tarde, si hace frío para entrar en calor, si estamos en verano para sentir un poco el fresquito del aire acondicionado. El caso es que, tras autoconvencernos, una vez dentro, nos “bifurcamos”: él se va a la sección de Física (su pasión frustrada) y Fotografía y yo a la de Cine y… COCINA!!!! por supuesto, qué sorpresa, ¿verdad? Es que es tan complicado encontrar libros de cocina en las librerías de aquí…
¿Y a que viene todo esto? Pues para deciros que he “estrenado” el último libro que me compré estas navidades en Fnac Alicante. Fue amor a primera vista:


 


Sí, ya sé, no es nada del otro mundo, pero es que vienen las cosas (tan ricas) tan bien explicadas. Echad un vistazo por dentro:





Vamos a lo interesante, la receta elegida (haré muchas más, porque son muy apetecibles, la verdad), que ha sido la de galletas de avena (con chocolate añadido de mi cosecha, ¡ja,ja!)

INGREDIENTES

175 gramos de mantequilla
275 gramos de azúcar
1 huevo
4 cucharadas de agua
1 cucharadita de esencia de vainilla
375 gramos de copos de avena
150 gramos de harina
1 cucharadita de sal
Media cucharadita de bicarbonato
Gotas de chocolate al gusto

PREPARACIÓN

En un cuenco grande batir juntos la mantequilla (ablandada previamente en el microondas, ya sabéis, mejor con la opción descongelar para no calentarla mucho) con el azúcar. Añadir el huevo, el agua y la esencia de vainilla, hasta obtener una masa homogénea.
En otro cuenco, mezclar, la avena, la harina, la sal y el bicarbonato.
Verter esta mezcla sobre la de mantequilla y remover todo bien. Añadir el chocolate y volver a mezclar.
En la bandeja del horno (precalentado a 180ºC) poner cucharadas de la mezcla, separadas entre sí y cocinar las galletas durante un cuarto de hora.
Retirarlas del horno y dejar que se enfríen sobre una rendija.




OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como yo no tenía en esos momentos azúcar moreno, utilicé la normal, por eso las galletas son más blanquitas.

No sé si tenéis problemas para encontrar los copos de avena, pero os diré que en la sección de Cereales en Mercadona los veréis.

A mí me quedaron un poco gorditas (aunque mi chico se las está devorando de igual manera) y me parecen demasiado “mazacotes” así que para la próxima las haré más planitas, porque así una sola llena un montón.

¡Ah! seguro que os ha gustado la caja de las galletas, ¿eh? Pues también la estrené, como el libro, ese día para guardarlas. Me la regaló mi amiga Verónica, que siempre me está trayendo cositas chulas para mis experimentos culinarios, ¡es un cielo!


sábado, 14 de enero de 2012

Crema engandina



Bueno, bueno, bueno, que todavía no os había felicitado el año por aquí….soy un desastre, lo sé, pero (una vez más) tengo excusa. Aparte de tener que trabajar ya el mismo día uno de enero (un día horrible para volver, y más este año, que caía en domingo, pero bueno, había tenido la semana anterior de vacaciones, no me quejaré mucho…) y no haber parado, hace unos días pillé con todas mis ganas un virus de esos que andan por ahí sueltos y que te hacen ellos solos la limpieza de cuerpo que todos nos proponemos hacer tras las navidades, ya me entendéis.
Antes de todo ello, yo ya le había echado el ojo a esta rica sopa que vi en uno de mis primeros blogs de referencia, En Guete, de Kako, que tiene siempre unas recetas muy apetecibles. Hacía mucho que no me pasaba por ahí y este plato me enganchó, más aún con la excusa de hacer un poco de dieta sana y de tomar algo calentito por la noche, que, no sé a vosotros, pero a mí, en este tiempo, me apetece mucho cenar una sopita o crema…y si es casera, mucho mejor.
El nombre, por lo visto, viene de que es un plato típico de la zona suiza del Engandín. Muuuy recomendable y fácil de hacer, que también es importante.

Si queréis ver la receta original de Kako, pinchad aquí.

Y esta es la mía:

INGREDIENTES

Media cucharada de mantequilla
1 cebolla
1 zanahoria
1 puerro
1 litro de caldo de verdura
100 mililitros de leche
1 yema de huevo

PREPARACIÓN

Cortar toda la verdura, una vez lavada, en trozos pequeños para tenerla preparada.
En un sartén, calentar la mantequilla y, cuando esté desecha, pochar la cebolla. Cuando esté blandita, añadir la zanahoria y el puerro y dejar todo a fuego medio unos cinco minutos.
Añadir el caldo de verduras y dejar cocer a fuego bajo alrededor de un cuarto de hora, que será el tiempo que tarden las verduras en estas blanditas.
Batir la yema del huevo con la leche y añadir al caldo, mezclando bien, y dejando que la yema se cocine.
Una vez todo cocinado, batir la crema y ¡lista para tomar!

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como veis, no tiene mucho misterio esta receta y es muy reconfortante. Lo mejor, para mí, es que se puede congelar. La tengo en tuppers pequeños y solo tengo que sacar uno para tener mi ración para la cena de la noche.
Como siempre, es mejor tener caldo de verdura natural, pero yo lo he hecho con uno comprado (por comodidad y rapidez) y no está tan mala, ¡ja,ja!
En la receta original se incluía el apio, pero no tenía a mano. Eso sí, pienso poner un poco más de cebolla la próxima vez que la haga, porque me gusta su sabor y casi no se apreciaba.
Y hablando de cebolla, una vez servida la sopa, le añadí cebolla frita que venden ahora en Mercadona y queda bastante bien para acompañar. Para mí ha sido todo un descubrimiento. También la he probado a echar en ensaladas y le da un toque muy rico. Ya me contaréis si la probáis.