jueves, 23 de septiembre de 2010

HELADO DE VAINILLA CON COOKIES


Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de Septiembre nos invita a preparar un Helado Casero.



MA-RA-VI-LLO-SO. Es lo que puedo decir de este helado. Realmente cremoso y rico, cada vez me gustan más estos retos dulces de Whole Kitchen, aunque cada vez tenga menos tiempo de meterme en la cocina. Me tengo que programar para utilizar mis días libres para dedicarlos a esto, no os digo más.

Yo no tenía vainas de Tahití ni una “delicatessen” de esas, eran simples ramitas de vainilla de supermercado, pero el sabor quedó bastante decente. ¿Y los trocitos de cookies con chocolate? Eso fue lo más, ¡hummmmm!

Y bueno, que sólo me queda añadir la receta. Ahí os va a todos, para que animéis a hacerla. Por favor, que no os eche para atrás lo que se tarda, porque el resultado merece la pena, de verdad.



INGREDIENTES

1 vaina de vainilla

720 mililitros. de nata líquida

240 mililitros de leche

175 gramos de azúcar

4 yemas de huevo

1 cucharadita de extracto de vainilla

Cookies de chocolate

Una pizca de sal.


PREPARACIÓN

Con la punta de un cuchillo, cortamos longitudinalmente la vaina de vainilla por la mitad, y raspamos las semillas negras. Reservamos.

En un cazo añadimos la nata, la leche, las semillas y las vainas que hemos cortado, la cocemos a fuego medio hasta que empiece a hervir, momento en el cual la retiramos. Lo tapamos y lo dejamos enfriar a temperatura ambiente durante unos 30 minutos.

Pasado este tiempo, añadimos el azúcar y la sal. Ponemos nuevamente a fuego medio y removemos de vez en cuando hasta que veamos que el azúcar está disuelto, aproximadamente unos 5 minutos. Retiramos Dejamos entibiar. Retiramos las vainas.

Batimos las yemas de huevo en un bol mediano y sobre estos vamos añadiendo gradualmente la mezcla. Batimos hasta integrar. Ponemos nuevamente la mezcla en el cazo y dejamos cocer a fuego medio-bajo hasta que la mezcla espese y adquiera una consistencia parecida al de la natilla, pero sin que llegue a hervir, si no el huevo se cortará.

Dejamos enfriar a temperatura ambiente y luego lo refrigeramos hasta que la crema esté muy fría un mínimo de 4 horas y un máximo de 2 días. Lo sacamos y añadimos el extracto de vainilla, y volvemos a remover hasta integrarla.

Ponemos la mezcla un recipiente apto para el congelador (lo ideal es uno de acero inoxidable, ya que el metal acelera el proceso de congelación) y lo dejamos una hora aproximadamente. Pasado este tiempo, lo sacamos del congelador, (ya habrá congelado ligeramente sobre todo por los bordes), y con una cuchara batimos enérgicamente para romper los hielos que se hayan formado, lo introducimos nuevamente en el congelador y volemos a repetir esta operación cada 40 minutas 2 o 3 veces más o hasta que veamos que tiene una textura cremosa.


En la última vez, añadimos las cookies de chocolate desmenuzadas y las mezclamos bien con el helado antes de meterlo de nuevo en el congelador.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Cuidado al batir la mezcla con los huevos, yo me pasé y se me hizo un montón de espuma, que tuve que andar retirando, entre otras cosas, porque no me cabía de nuevo toda la mezcla en el cazo, ¡ja,ja! Eso sí, la espuma estaba muy rica y ya anunciaba lo bueno que iba a saber el helado.

Aunque en la receta original dice que hay que sacar cuatro o cinco veces el helado del congelador para obtener la textura deseada, no es para tanto. Yo lo hice dos o tres veces y ya se veía la cremosidad del helado, así que no es tanto trastorno, aunque la verdad es que la heladera te resuelve todo en un momento. Pero así, a mano, más mérito tiene, ¿no?

Muy, muy aconsejable echarle al helado tropezones de galletas cookies con chocolate, le sienta muy bien. Yo troceé, quizá demasiado, las galletas y las integré en la última "salida" del helado antes de dejarlo congelar del todo. Que se desmenucen mucho no es problema, porque luego, al congelar, se unen los trozos y se notan bastante esos deliciosos tropezones.





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lunes, 13 de septiembre de 2010

REVUELTO DE CALABACÍN Y PIMIENTO

¡Feliz lunes a todos!

Espero que hayáis disfrutado del finde. Yo no me puedo quejar, teniendo en cuenta que trabajaba. Pero ya estoy pensando en el próximo, que me toca descansar, ¡je,je!

En fin, que sigo a la búsqueda y captura de recetas para dar salida a los productos de la huerta que me llegan de regalo en este tiempo. El otro día se me ocurrió un sencillo revuelto que está bien rico y, como siempre, es súper fácil de hacer.

Esta es mi receta:

INGREDIENTES

Pimiento verde

Calabacín

Cebolla

Jamón serrano cortado en taquitos

1 huevo

Sal

Aceite

PREPARACIÓN

Lavamos el pimiento y el calabacín y los cortamos en tiras y dados pequeños. Pelamos y cortamos también la cebolla.

En una sartén, ponemos a calentar aceite y echamos el calabacín, el pimiento y la cebolla. Salar y rehogar, removiendo de vez en cuando para que no se queme ni se pegue, hasta que esté bien blandito.

Añadir el jamón cortado y remover para que se integre con el resto de los ingredientes.

Por último, echar por encima un huevo y remover bien para que se una a las hortalizas y el jamón.

Servir caliente.



OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Como veis, es sencillo y no se tarda nada en prepararlo. Ideal para una cena. Ahí van algunas sugerencias, más que consejos:

Tanto las cantidades como los ingredientes son aleatorios. Depende de los que vayáis a comer y lo que tengáis a mano y vuestros gustos. Yo tenía que dar salida a calabacines y pimientos, pero también me gusta la cebolla, así que lo uní todo con el toque del jamoncito. Pero este revuelto pega bien con muchas más cosas, como espárragos, berenjenas…

Si queréis, podéis ir poniendo en la sartén poco a poco los ingredientes, teniendo en cuenta, por ejemplo, que los pimientos son más duros y se tardan más en hacer que el calabacín. Así evitáis que se os pueda quemar.

Fácil la receta de hoy, ¿eh? Que tengáis una buena semana.





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martes, 7 de septiembre de 2010

BIZCOCHO DE CALABACÍN

¡Ains! Llegó la época de los calabacines y su reproducción por generación espontánea. Estoy por apostar que no hay persona ahora mismo que no tenga en su frigorífico un calabacín (o dos) de tamaño insospechadamente grande, regalado por un amigo/a que tiene huerto (o sus padres) y que ya no saben qué hacer con tantos calabacines. Ni yo ahora mismo tampoco, ¡ja,ja,ja! Tengo tres en la nevera, de kilo y medio cada uno (vaaale, he exagerado un poco) y tengo que darles salida pronto, porque soy la única que los come en casa. A mi madre no le puedo llevar porque ella tiene sus propias amigas regaladoras de calabacín, que surgen de la nada por estas fechas.


Y no me entendáis mal, ¿eh? que me encanta tener por la cara productos de la huerta, como pimientos, tomates… y calabacines! Pero claro, tienen su caducidad y no hay nada que más rabia me dé que se me estropeen estas cosas, así que como loca estos días a buscar recetas con calabacín para darle salida. Así que el otro día me dije: ya es hora de probar un bizcocho de calabacín, sabiendo lo riquísimo que es el de zanahoria. Y buscando, buscando, me encontré con el blog de Morgana, Tartas con Magia, que tiene cosas deliciosas. Entre ellas, esta tarta de calabacines, de la que yo sólo hice el bizcocho, con óptimos resultados. Es uno de los bollos más jugosos que he probado. Además, es la primera vez que hago una receta de la famosísima Nigella Lawson, que también me hizo ilusión, porque ya tenía ganas después de las maravillas que habláis de ella en vuestros blogs.


Si queréis ver la receta original de Morgana, pinchad aquí.


Y esta es la mía:

INGREDIENTES


340 gramos de calabacín

2 huevos

110 gramos de aceite de girasol

110 gramos de azúcar

210 gramos de harina bizcochada

Media cucharadita de levadura química

Media cucharadita de bicarbonato

Un puñado de uvas pasas


PREPARACIÓN


Lo primero de todo es preparar el calabacín. Sin pelar, se lava y se pesa y esa cantidad se ralla con un rallador grueso. Se deja reposar por si suelta un poco de agua.


En un bol, se baten los huevos con el azúcar y el aceite hasta que queda una crema con todos los ingredientes bien integrados.

A esa crema se le echa la mezcla de harina, levadura y bicarbonato, tamizada, y se mezcla bien.

Por último, se incorpora el calabacín rallado y con la ayuda de una espátula se remueve para que todo se integre bien. Añadir las uvas pasas a la masa.



Se vierte la mezcla en el molde y se introduce en el horno, precalentado a 180ºC, durante unos 40 minutos.



El bizcocho, como siempre, estará listo cuando al pinchar con un palillo en el centro, este salga limpio.



OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


La verdad es que es un bizcocho de lo más sencillo y bastante rápido de preparar, pero ahí van, como siempre, algunos consejillos:


Cuando echéis la mezcla de harina, levadura y bicarbonato a la masa no os asustéis porque sea complicado de trabajar. La verdad es que a mí me pasó, pensé que no había echado algún ingrediente, porque me quedó como un engrudo grumoso bastante denso. Paciencia, que todo se soluciona cuando se le echa el calabacín y se convierte en una masa más ligera, ¡uf!


Esta cantidad de ingredientes están pensados para un molde de unos 20 centímetros. Así, el bizcocho sale bastante alto. Si lo hacéis en el típico de 26 centímetros, os quedará más planito. Supongo que las medidas están así porque de lo que se trata en la receta original es de hacer una tarta con relleno, y por eso se necesita que el bizcocho salga alto.


Aseguraros bien de que el bizcocho se hace por dentro, porque el calabacín lo convierte en muy húmedo y puede engañar. Yo tuve que dejarlo más tiempo que el que venía en la receta original.


Lo de pelar el calabacín supongo que será opcional, pero os aconsejo no hacerlo, porque queda bastante gracioso el tono verde en el bizcocho. Eso sí, para los que no se atreven por ser de calabacín, lo juro por Nigella, ¡je,je!: NO SABE A CALABACÍN. Es algo parecido al bizcocho de zanahoria, que no sabe a su ingrediente principal y está delicioso.


Para mi gusto, el bizcocho queda poco dulce así que, aviso a los golosos, por si quieren añadir más azúcar. Yo supongo que al ser la base para una tarta, el dulzor que le falta se lo da el relleno y la cobertura que lleva para completar la receta original que a ver si algún día me atrevo a hacerla.



Está mucho más rico si lo dejáis reposar de un día para otro.