martes, 29 de junio de 2010

PASTEL SAINT HONORÉ

Whole kitchen en su Propuesta Dulce para el mes de junio nos invita a preparar todo un clásico de la repostería francesa, el Pastel Saint Honoré.


Voy a ser sincera, en cuanto vi el primer reto de Whole kitchen me dije, “pero Bea, hija, ¿cómo te metes en estos “fregaos”? esto tú no lo consigues ni de coña. ¿Pasta choux, crema casera, montaje de tarta…..? Si no lo has hecho en tu vida!!!”. Pero lo cierto es que una vez que me puse, la cosa no salió tan mal y, aunque la tarta no fue espectacular de aspecto, le encantó a todo el mundo que la probó. Tanto, que tuve que volver a repetirla días después para el fin de semana.

Además, yo disfruté un montón. Me encantó usar mi manga pastelera para mil cosas distintas (nunca le había dado tanto uso como con este postre), comprobar que la pasta choux no es tan complicada como creía, que la crema pastelera sale riquísima y que fui capaz de superar el reto.

Eso sí, para ser justos, no hice la receta original que proponían desde Whole kitchen, sino que la adapté a mis posibilidades culinarias, buscando alternativas (vi la luz con el blog de Las recetas de mamá….mil gracias!), mirando vídeos, analizando recetas….vamos, que “estudié” un montón antes de ponerme manos a la obra.

Y, hablando de eso, dejémonos de cháchara y vamos al lío. Esta es mi receta (alternativa) del pastel Saint Honoré:


INGREDIENTES


Una lámina de hojaldre


Pasta choux:


125 mililitros de agua

125 mililitros de leche

100 gramos de mantequilla

1 cucharadita de azúcar

1 pizca de sal

4 huevos

160 gramos de harina


Crema pastelera:


500 mililitros de leche

100 gramos de azúcar

1 rama de canela

1 trozo de piel de limón

40 gramos de Maizena

4 yemas de huevo

1 pizca de sal


Nata:


Un bote grande de nata (500 mililitros)

50 gramos de azúcar glass


PREPARACIÓN


Antes de nada, sacamos la lámina de hojaldre del congelador, para poder usarla después.

Lo primero de todo es preparar la pasta choux. Para ello, en un cazo se echa el agua, la leche, la mantequilla, la sal y el azúcar y se cuece a fuego medio, dándole vueltas para que se integren todos los ingredientes. Cuando comience a hervir, se retira del fuego y se echa de un golpe toda la harina. Se remueve para que se integre bien y se vuelve a poner al fuego hasta que se consiga una masa homogénea. Se vuelve a retirar de la placa y, ahora, de uno en uno y ligeramente batidos, se van añadiendo los cuatro huevos, removiendo tras cada uno de ellos para que se integren bien con la pasta. Una vez conseguida, se pone en la manga pastelera y se deja reposar.

Mientras tanto, se puede ir preparando la crema pastelera. Para ello, se echa toda la leche, menos un poco que se deja en un vaso, en un cazo, junto con las yemas de huevo, el azúcar, la cáscara de limón y la canela. Cuando empiece a hervir, se añade el vaso de leche que habíamos reservado, en el que se disuelve la Maizena. Se mueve todo durante un rato, mientras sigue al fuego, hasta que la crema espese. Cuando ya esté, se quita la canela y la cáscara de limón y se deja reposar para que se enfríe.

Para preparar la nata, sólo hay que montarla, bien fría para que se consiga mejor, con el azúcar.

Una vez que están todos los ingredientes preparados, volvemos ahora con la pasta choux. Alrededor de la placa de hojaldre se hace un borde de pasta choux con la manga pastelera y se pincha con el tenedor toda la placa, para que no se levante durante la cocción.


Esa será la base de nuestro pastel, que se mete durante 20 minutos en el horno, a 180ºC.


Para preparar los buñuelos, se coge la boquilla rizada de la manga pastelera y se hacen pequeños montoncitos sobre la bandeja del horno, cubierta con papel vegetal, del tamaño que queráis. Se harán en el horno, a 180ºC, durante 20 minutos también, aproximadamente. Todo depende del tamaño que le hayáis dado.

Una vez que estén fríos, se rellenan con la manga pastelera, pero esta vez con la boquilla más fina que tengáis. Yo los rellené de las dos cremas: la pastelera y la nata, para que hubiera variedad. Es muy fácil de rellenar, sólo hay que pinchar con la boquilla fina la base del buñuelo e introducir la crema.


Ahora es el momento de montar la tarta como más os guste. Yo lo hice así:




Para que los buñuelos quedaran pegados a la base de la tarta, la unté de caramelo.



OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Lo primero que tengo que decir es que lo mejor es tener todo a mano, organizarse bien y tener preparados todos los ingredientes. Aunque parezca laboriosa de hacer, no es tan complicada, de verdad. Y el resultado merece la pena.


Eso sí, siento no haber podido hacer más fotos del proceso, pero es que estaba tan concentrada en que me saliera todo más o menos decente que no podía estar mucho a las fotos también, perdonad.


El pastel original es redondo, pero yo, para simplificar aún más las cosas, lo hice rectangular, como era la base de hojaldre.


Lo que sí que tenéis que hacer es ver todas la maravillas de pastel de Saint Honoré (del que, por cierto, no había oído hablar hasta que se me presentó el reto) que hay por Internet y del resto de los apuntados al círculo, que seguro que son una maravilla. Y mirar la receta original que proponían desde Whole kitchen, con su relleno de crema original. Yo opté por la nata porque me encanta y por la crema pastelera, porque, ya metidos en harina, fue un reto personal el conseguir hacer la mía propia por primera vez.


Y, por último, animaros a todos a probar a hacerla. No es tan complicada como parece, de verdad, y los resultados son fantásticos.





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lunes, 21 de junio de 2010

CLAFOUTIS DE FRESAS

La semana pasada, de rebote, recibí un pequeño regalo que me hizo mucha ilusión. Y digo de rebote porque en verdad se lo habían regalado a mi madre, pero amablemente me “donó” a mí esa pequeña caja de fresas, según ella, para que hiciera mermelada, porque sabe que me encanta. Pero yo ya tenía la despensa completa con los tarros de mermelada de fresa que necesito para el resto del año, así que decidí disfrutar de mis últimas fresas de temporada, llegadas por sorpresa, por lo tanto, más ricas todavía.

Fue entonces cuando me acordé que en el fondo de mis recetas pendientes estaba ese postre típico francés que tenéis tantas y tantos en vuestros blogs, cuyo nombre no sé pronunciar si quiera, pero que me venía rondando por mis pensamientos culinarios desde hacía tiempo. Total, que se daban todas las circunstancias y si el destino había decidido que ya era el momento de hacer el clafoutis, pues no iba a ser yo quien lo impidiera, ¡je,je!

La receta original se hace con cerezas, que siempre me ha llamado la atención que no se tengan que deshuesar, pero el mío iba a ser de fresas, más fácil de comer. Estuve buscando por la blogosfera y me encontré con un nuevo blog (nuevo porque yo todavía no conocía su existencia) muy apetecible, el de Margot, Cosas de la vida, que, desde ese día, ha pasado a formar parte de mi larga ya lista de blogs culinarios.


Si queréis ver la receta original de Margot, pinchad aquí.


Y esta es la mía:


INGREDIENTES


4 huevos

100 gramos de harina

100 gramos de azúcar

Un bote pequeño (200 mililitros) de nata líquida

Medio litro de leche

50 gramos de mantequilla

Fresas al gusto


PREPARACIÓN


En un bol, se baten los huevos y se le añade el azúcar. Cuando esté bien integrado todo, se añade la nata y la leche y se vuelve a batir para que quede todo mezclado. Por último, se añade la mantequilla (yo la deshice un poco en el microondas para que se integrara mejor al resto de la masa) y, por último la harina, tamizada, que se mezcla con el resto de los ingredientes hasta que no queden grumos.

En el molde que hayáis elegido para hacer el clafoutis, se engrasa un poco la base (con aceite o mantequilla derretida) y se vierte la mezcla. Por encima, se van colocando las fresas al gusto, ya sean enteras o cortadas, lavadas y sin el tallito.

Se mete en el horno, precalentado a 180ºC, durante unos 40 minutos o hasta que se vea que el clafoutis se ha dorado por arriba.



OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Sólo os digo una cosa: si llego a saber que esto es tan fácil, lo hago mucho antes. No tiene apenas misterio, sólo intentar integrar muy bien todos los ingredientes para obtener una masa homogénea y añadir la fruta que más os guste. Yo ya estoy pensando en los melocotones que pronto llegarán….


¡qué tengáis una feliz semana!



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martes, 15 de junio de 2010

COOKIES BROWNIES

Y otro de dulce, por variar. Hay que echar un poco de azúcar a la vida, que ya nos la amargan bastante, ¿no creéis? Hoy os traigo unas galletas que tenía muchas ganas de hacer desde que se las vi a Laura, de Tentaciones. Estas galletas hacen honor al nombre de su blog y a mí me entraron por los ojillos nada más toparme con ellas. Aproveché a hacerlas para llevárselas a mi sobrino, que le encanta el chocolate, y creo que nos gustaron a todos.

Si queréis ver la receta original de Laura, pinchad aquí.


Ella la sacó del blog de Lola, Chez Dhasita. Por si también queréis echarle un vistazo, pinchad aquí.


Y esta es la mía:


INGREDIENTES


50 gramos de harina bizcochada

2 cucharaditas de esencia de vainilla

25 gramos de mantequilla

175 gramos de chocolate para postres

1 huevo

100 gramos de azúcar

60 gramos de avellanas

Un puñado de avellanas para decorar


PREPARACIÓN


Lo primero de todo es derretir la mantequilla y el chocolate (a fuego lento o al microondas, como prefiráis). Se mezcla y se reserva para que vaya enfriándose.

En un bol, se bate el huevo con el azúcar, hasta conseguir una mezcla esponjosa. A continuación, se van integrando el resto de ingredientes: harina, esencia de vainilla, mezcla de chocolate y mantequilla y los 60 gramos de avellanas machacadas (yo lo hice en el mortero, para que no quedaran muy pulverizadas).

Se precalienta el horno a 170ºC y con una cuchara se van haciendo las galletas, poniendo montones sobre la bandeja del horno, cubierta con papel vegetal. Coronar cada montón, si se desea, con una avellana.


Hornear durante ocho minutos.


Dejar enfriar sobre una rejilla.



OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Son unas galletas muy fáciles de hacer, pero la masa es pegajosa, aunque es fácil cogerla con una cuchara para pasarla a la bandeja del horno. Lo único que tenéis que hacer es luego aplastarla un poco para que tenga la forma de galleta y no quede muy alta.


Con esta cantidad, sale una docena de galletas.


Cuando vayáis poniendo la masa en la bandeja del horno, dejad espacio entre una y otra porque durante el horneado se extienden un poco y terminarían pegándose.


Según Laura, quedan blanditas por dentro, como un brownie, pero creo que a mí no me salieron así porque las hice demasiado aplastadas, aunque estaban igual de ricas.


Conservar mejor a temperatura ambiente porque yo las metí en el frigorífico y estaban un poco duras. Sin embargo, cuando estuvieron fuera, estaban muuucho mejores.


Recomendado especialmente para los apasionados del chocolate. En esta época, con un vaso de leche fría está de pecado.





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viernes, 11 de junio de 2010

CHOCOLATE BUNDT CAKE

Desde que Bea, de El Rincón de Bea, dio a conocer en su blog los bundt cake (lo suyo es pura pasión que sabe transmitir con facilidad) me recomía el gusanillo de este bizcocho tan especial, húmedo, como gusta en casa y, a simple vista, fácil de hacer. Pero, como nos pasa a muchas, esa receta se queda en el cajón de pendientes, junto a tantas otras, hasta que te vuelves a reencontrar con ella, casi de casualidad. En mi caso, fue visitando el blog de Trotamundos, Food and Cook, una delicia visual, según mi opinión. Ese fue el último empujoncito para animarme a hacer este bundt de chocolate, que ya he repetido en varias ocasiones.


Si queréis ver la receta original de Trotamundos, pinchad aquí.


Y esta es la mía:


INGREDIENTES


112 gramos de mantequilla

205 gramos de azúcar

2 huevos

180 gramos de harina

1 cucharada de bicarbonato

1 pizca de sal

120 mililitros de buttermilk

32 gramos de cacao en polvo

80 mililitros de agua

1 cucharadita de extracto de vainilla


PREPARACIÓN


Derretir la mantequilla (o tenerla a temperatura ambiente) para poder mezclarla con el azúcar y obtener una crema esponjosa.


A esta mezcla, se le van añadiendo los huevos, de uno en uno, para seguir batiendo e integrando con la masa.

En un bol aparte, se tamiza la harina, sal y bicarbonato y se reserva.

Ahora, poco a poco, en tres tandas, se añade a la masa de mantequilla, azúcar y huevo, la mezcla de harina, sal y bicarbonato y el buttermilk, alternándolos y batiendo bien después de cada adicción.



En el microondas, se pone el agua a hervir y se le añade el cacao en polvo, hasta que se deshaga bien y se consiga una crema de cacao. Esa crema se añade a la mezcla anterior, con el extracto de vainilla también y se bate todo hasta integrar los ingredientes.


Engrasar bien el molde en el que se va a verter la masa e introducirlo con el horno, precalentado a 180ºC, durante 40 minutos aproximadamente.

El bizcocho estará hecho cuando al pinchar con un palillo, este salga limpio.


Dejar enfriar durante unos minutos dentro del molde cuando se saque del horno y después, desmoldar con cuidado para que se termine de enfriar.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Lo primero de todo, deciros que las cantidades son un poco raras porque lo que hice fue dividir las de Trotamundos, ya que yo tenía un molde más pequeño (el de calabaza que me regalaron por Navidad, del que usé sólo una parte). Pero si tenéis la suerte de disponer de un auténtico molde de bundt cake o vuestro molde de toda la vida es más grande, sin problema (lo he hecho también en moldes normales y sale igual). Ponéis las cantidades que recomienda Trotamundos y así os pasáis por su blog, que es una preciosidad….seguro que salís con alguna receta debajo del brazo.


El tema de la buttermilk ya está más que superado, ¡je,je!, teniendo en cuenta que se puede hacer “casera”. Os recuerdo la preparación: en un bol se echan 120 mililitros de leche y media cucharada de vinagre o zumo de limón. Se deja reposar durante diez minutos, se le da vueltas y ¡listo para utilizar!


Supongo que el sabor a chocolate variará dependiendo del cacao en polvo que utilicemos. Yo usé uno para hacer chocolate a la taza y queda bien. Seguramente, si se usa el cacao que se le echa a la leche en el desayuno, queda más suave.


Igual que reduje a la mitad los ingredientes, hice algo parecido con el tiempo de cocción. Pero si es la primera vez que lo hacéis, estad atentos y, al principio, dejadlo menos tiempo para comprobar si se ha hecho, no se os vaya a quemar (a mí me pasó con unos que hice, que metí dos moldes a la vez y se me quemaron un poco por arriba, ¡snif!).


Por último, no seáis ansiosos y esperar unos minutos a que se enfríe cuando se saque del horno, antes de desmoldarlo, para que no se rompa y se pueda hacer después con mayor facilidad (lo digo también por experiencia…).






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