domingo, 28 de febrero de 2010

ARANCINE

Esta es una de esas recetas de las que me enamoré a primera vista. Y, sin que sirva de precedente (¿o es que estoy cambiando de gustos?), curiosamente, no se trataba de una receta dulce. Pero me llamó mucho la atención estas especie de croquetas de arroz con un rico relleno y lo fácil que parecía hacerlas, la verdad. Además, el rissotto, desde que lo hice la primera vez y me salió bien, es un plato al que no le tengo miedo, ¡je,je!

Ha sido este año cuando descubrí el blog de Pepekitchen, gracias al concurso de muffins y magdalenas que organizó en enero y, desde entonces, estoy totalmente enganchada a él.

Pepe es súper amable solucionando dudas culinarias y muy activo, pues tiene artículos casi todos los días. La mayoría, de recetas, pero también muchos interesantes sobre cocina y alimentación. Vamos, todo un experto.


Si queréis ver la receta original de Pepe, pinchad aquí.


Y esta es la mía:


INGREDIENTES


350 gramos de arroz arborio (especial para rissotto)

1 litro de caldo de pollo

Una pizca de azafrán

80 gramos de mantequilla (40+40)

Sal

Pimienta

Una yema de huevo

75 gramos de queso parmesano rallado

100 gramos de jamón serrano

100 gramos de mozzarella

Pan rallado, harina y un huevo batido para rebozar


PREPARACIÓN


Lo primero de todo es preparar el rissotto. Para ello, calentamos en una sartén honda 40 gramos de mantequilla y, cuando se haya desecho, se añade el arroz. Se rehoga durante 2-3 minutos. Al mismo tiempo, al lado tiene que estar un cazo con el caldo de pollo y la pizca de azafrán calentándose.

Poco a poco, se va echando un poco de caldo en la sartén con el arroz y se va removiendo para que el caldo se absorba y el arroz vaya soltando el almidón. Es mejor tener el fuego bajo y estar removiendo todo el rato el arroz, con una cuchara de madera, para que no se pegue al fondo.


Cuando se haya terminado de añadir todo el caldo, se añade al arroz los otros 40 gramos de mantequilla, la sal y la pimienta. Se remueve para que se mezcle bien y se retira del fuego para que se temple.


Ahora es el momento de añadir la yema de huevo y el queso rallado. Se remueve para que todo se mezcle bien y se deja reposar el arroz hasta que se enfríe.

Cuando ya esté frío el arroz, es el momento de hacer las “croquetas”. Para ello, se humedecen las manos, para poder manejar mejor el arroz. Se coge una bola y, dentro, se mete el relleno de jamón y queso.

Se cierra la bola con cuidado, para que no se salga nada del relleno. Cuando se haya terminado con el arroz (a mí, con esta cantidad, me salieron 8 bolas de buen tamaño), se deja reposar un poco.


Por último, se rebozan para freír.Para ello, se pasa cada bola por harina, huevo batido y pan rallado y se fríe en una sartén con aceite bien caliente,

hasta que quede el rebozado bien dorado, como con las clásicas croquetas.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


No tengáis miedo de preparar este plato porque, aunque sea un poco laborioso, por el tiempo que lleva, la verdad es que es sencillo y los resultados muy buenos.


Con el tema del rissotto, si nunca lo habéis preparado, no os preocupéis. Yo, por ejemplo, tengo un “problema” con el arroz. Para hacerlo normal no me queda muy comestible, pero con el rissotto, nunca he tenido problemas, así que no debe ser tan difícil. Lo único es que tienes que estar dando vueltas para que no se pegue, para que suelte el almidón y añadiendo poco a poco el caldo. Eso sí, caliente, porque parece que ayuda a que se haga el arroz. Tardarás alrededor de 20 minutos en hacerlo. En el caso de este plato, yo necesité un poco más de líquido que el litro de caldo que venía en la receta, porque, cuando se terminó, el arroz todavía estaba un poco duro, así que le añadí un poco de agua templada. Tenéis que ir probando algún grano de arroz para saber que ya está en su punto.


Para mi gusto, el queso parmesano hizo el arroz demasiado sabroso, porque es muy salado, así que la próxima vez le echaré un poco menos de los 75 gramos rallados. Por eso, tened también cuidado a la hora de salar el arroz, no os paséis, porque hay que tener en cuenta que luego lleva el parmesano y el relleno de jamón serrano, que también es salado.


Respecto al relleno, a mí me sobró un poco, quizá fue que no lo rellené bastante, pero es que si no, no podía cerrar los arancine. Así que no tenéis que picar tanto relleno si no queréis.


Por supuesto, el relleno se puede hacer con lo que se quiera. En Pepekitchen sugerían también rellenarlo de salsa boloñesa. El chorizo, por ejemplo, también sería una buena opción o con otro tipo de queso suave y que se funda bien junto con jamón de york o pavo….


Lo que sí que es importante a la hora de dar forma al arroz es, primero, humedecer las manos, porque así no se os pegará y la podréis trabajar mejor y, segundo, tener el relleno ya picadito y preparado para meterlo, así os será más sencillo.


Lo que también podéis hacer, como hice yo, es preparar los arancine antes y, a la hora de comer, tener sólo que rebozar y freir, que no se tarda nada. Así los tenéis calentitos y listos para comer, aunque Pepe dice que fríos también están ricos, ¡seguro!


Como me salieron muchos, ocho en total, yo opté por congelarlos, una vez rebozados, pero no fritos, como se hace con las croquetas. Espero que el día que los saque para hacerlos estén bien, ¡ja,ja!


Como dice Pepe, este plato típico de Italia es para comer con las manos, así que ¡buen provecho!







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jueves, 25 de febrero de 2010

CUPCAKES DE ARÁNDANOS

Magdalenas, muffins, cupcakes….me vuelvo loca con tanto nombre y apenas sé las diferencias entre ellos. Pero, eso sí, todos están riquísimos. Estos últimos, los cupcakes, todavía no los había probado, así que ya iba siendo hora de arreglar eso. Siguiendo las indicaciones de Bea, del blog El Rincón de Bea, uno de mis blogs de cabecera, que habló maravillas de esta receta que se trajo directamente de la mejor tienda de cupcakes de Londres (según ella, y yo le creo, porque, en mi caso, todavía no conozco ni Londres, así que poco puedo opinar al respecto) he descubierto que sí, que están muy, muy ricos. Compactos como las magdalenas y con un sabor a vainilla que los hace especiales. Eso sí, poco a poco, porque sé que los cupcakes suelen estas decorados, como pequeñas tartitas, pero todavía no me atrevo con tanto. Pero, en cuanto me anime, seréis los primeros en saberlo. Pero, si vosotros sois más valientes que yo, hacedlos como dice Bea, que sabe mucho de esto (y de otras muchas cosas, es cierto), y seguro que os salen de requetechupete, con su mermelada y su buttercream, ¡hummm!.

En esta ocasión, para estrenarme en este mundillo de los cupcakes, los he hecho de arándanos. Es gracioso, porque tenía una bolsa muerta de risa en lo más profundo de uno de los armarios de la cocina, fruto de una de esas compras alimenticias compulsivas que suelo hacer y luego me pregunto, “¿para qué lo quiero?”. Los he usado al final para un par de recetas y ahora ya no tengo y me encantan y estoy como loca buscando a ver dónde los puedo encontrar para volver a repetir estas cosas tan ricas, porque donde los compré aquella primera vez era sólo una oferta eventual, ¡snif!. No hay quien me entienda. Lo sé y yo me acepto, que ya es algo.


Si queréis ver la receta original de Bea, pinchad aquí.


Y esta es la mía:


INGREDIENTES


110 gramos de mantequilla sin sal

180 gramos de azúcar

2 huevos

125 gramos de harina con levadura (especial para bizcochos)

120 gramos de harina normal

125 mililitros de leche

1 cucharada de esencia de vainilla

100 gramos de arándanos secos


PREPARACIÓN


Para empezar, batir la mantequilla con el azúcar, un buen rato, hasta conseguir una crema con ambos ingredientes bien integrados. Después, se incorpora un huevo y se bate. Cuando se haya integrado, se echa el segundo huevo y se sigue batiendo. Reservar.

En otro recipiente, se tamizan los dos tipos de harina, mientras que, en un tercer bol se echa la leche y se mezcla con la esencia de vainilla.

Ahora llega el momento de mezclar todos los ingredientes, pero poco a poco. Sobre la mezcla de la mantequilla, se echa un tercio, más o menos, de la harina tamizada, y se integra.


Después se hace lo mismo con un tercio de la leche. Se repiten las dos operaciones otro par de veces, hasta terminar con la mezcla de la harina y la de la leche y obtener la masa final para los cupcakes.

Para terminar, se integran los arándanos secos.


Se precalienta el horno a 180ºC. Mientras tanto, se va echando la masa sobre los papelillos para magdalenas, cubriendo 2/3 de su capacidad.


Hornear durante 20 minutos. Según las indicaciones de mi tocaya Bea, cuando se saquen del horno, hay que dejarlos reposar durante 10 minutos y después pasarlos a una rendija para que se terminen de enfriar.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Sí, la masa que se obtiene parece un poco líquida, la verdad. Yo me asusté al principio porque pensé que la había fastidiado, pero ¡no!, si seguís dándole e integrando, adquiere consistencia, os lo aseguro.


Echad un vistazo a vuestros cupcakes cuando estén en el horno, puesto que ya sabéis que mis 20 minutos de horno pueden ser más (o menos) en los vuestros. Yo prefiero estar atenta la primera vez que los hago y luego apuntar bien el tiempo y así ya sé cuánto lo tengo que dejar para la próxima vez.


Milagrosamente, no me digáis por qué, en esta ocasión estos cupcakes me subieron un montón, de lo que me siento muy orgullosa. Aunque sea simple apariencia, porque de sabor están ricos, no me suelen subir tanto las magdalenas ni los muffins, se alían en mi contra para no tener copete. Pero estos no, por eso desde ¡ya! son mis preferidos, ¡je,je! Eso sí, luego me he dado cuenta de que, por primera vez, he usado esa harina especial para bizcochos, y quizá ella sea también un poco “culpable” de mi éxito. Así que también va a pasar a ser uno de mis “imprescindibles” en la despensa….a este paso no voy a tener sitio para más cosas nuevas.







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lunes, 22 de febrero de 2010

CALDO DE VERDURAS

Lunes. Empecemos la semana con una receta verdaderamente sencilla, pero de la que, paradójicamente, me siento especialmente orgullosa. Porque es algo casero de verdad y, sí, mucho bizcocho, mucha galleta, mucho postre….pero, entre nosotros, me siento más cocinillas cuando hago estas cosas de toda la vida, qué queréis que os diga. Será el síndrome del ama de casa, que estoy volviendo a padecer después de estar ya un mes (sí, justo hoy hace un mes) ejerciendo sólo esta sagrada profesión sin remunerar. En fin.

La receta la saqué de uno de los blogs en los que, los cocinillas como yo, más podemos aprender, porque te lo explican todo de maravilla. Se trata de Javi Recetas, donde, con inmensa paciencia, Javi va explicando desde platos elaborados hasta las cosas más sencillas como esta.

Si queréis ver la receta original de Javi, pichad aquí.

Y esta es la mía:


INGREDIENTES


250 gramos de champiñones

1 puerro

1 pimiento verde

1 trozo de calabaza

1 cebolla

2 zanahorias

1 tomate

Perejil

Laurel

Pimienta negra

1 cucharadita de sal

6 cucharadas de aceite de oliva

1 litro y medio de agua


PREPARACIÓN


Lo primero de todo es tener las verduras preparadas, limpias y cortadas, para irlas echando en la cazuela.

Empezamos por los champiñones, el puerro, las zanahorias y la cebolla.

En la cazuela donde vayamos a hacer el caldo, se echa el aceite de oliva y se enciende el fuego. Cuando el aceite esté caliente, se añaden estas primeras verduras, ya cortadas, con la sal.



Se dejan rehogar durante un cuarto de hora, removiendo de vez en cuando para que no se quemen o peguen en el fondo.


Mientras tanto, vamos cortando la calabaza, el tomate y el pimiento.

Cuando haya pasado el cuarto de hora, es el momento de añadir a la cazuela el agua, a temperatura ambiente, el resto de verduras y las especias: laurel, pimienta y perejil, al gusto.

Hay que subir un poco el fuego para que el agua hierva y, una vez conseguido, bajar a fuego medio y dejar cocer durante 45 minutos sin tapar la cazuela.


Cuando haya terminado, es el momento de colar el caldo a otro recipiente. Las verduras se desechan, pues ya han soltado en el agua toda la sustancia que tenían.

Ya está listo para consumir o, cuando enfríe, poder congelarlo y tener siempre a mano un rico caldo de verduras casero.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Primero y, ante todo, aunque siempre lo aconsejo, esta vez con más razón, pues viene muy bien explicado (yo lo he resumido bastante). No dejéis de leer la receta original de Javi, porque vais a aprender un montón. Para empezar, cómo cortar de manera correcta cada una de las verduras que componen este caldo. También da consejo sobre cómo enfriar el caldo, entre otras cosas.


Como imaginaréis, este caldo se puede hacer con las verduras que más os gusten. Yo, por ejemplo, añadí calabaza que tenía congelada desde hacía tiempo y a la que quería darle salida. Si veis la receta original, os daréis cuenta de que Javi también añadió a su caldo apio y nabo, que yo no tenía.


No sé si será el temor de principiante, pero, durante todo el proceso (menos los últimos 45 minutos de cocción) yo estuve muy atenta a la cazuela, removiendo de vez en cuando las verduras con una cuchara de palo para que no se me quemaran, no la fuera a fastidiar.


Último consejo: conseguid un colador grande para pasar el caldo a otro recipiente. Yo sufrí un montón para poder hacerlo con mi pequeño colador de toda la vida, con un ojo en la cazuela para que no se me vinieran encima las verduras y otro en el colador para que no se me resbalara….en definitiva, una odisea. Por eso no hice fotos de ese momento, ¡no tenía manos para sujetar también la cámara!


Se trata de un caldo puede servir para tomar como consomé, totalmente aconsejable, como ser base para otros platos bien ricos. Yo, por el momento, he optado por el primero. Acompañado por una ensalada de canónigos, queso de cabra y uvas pasas ha sido mi cena algún que otro día. Y, como os imaginaréis, el sabor no tiene nada que ver con cualquier caldo de verduras comprado. Rico, rico de verdad.






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martes, 16 de febrero de 2010

TIRAMISÚ DE CHOCOLATE BLANCO

Concurso de tartas de chocolate en Pepekitchen para este mes de febrero. Lo vi hace unos días y me dije: “ya que has participado en enero, Bea, que siga la racha”. Lo malo es que yo soy más de bizcochos, no de tartas, y tuve que pensar un rato hasta que me reencontré con un postre que había hecho hacía tiempo y que podía pasar por tarta (creo yo).

Se trata de un tiramisú, versión especial…especial para muy golosos, claro, porque es de chocolate blanco. A ver, a mí el tiramisú me gusta, y me lo como con los bizcochos bañados en café, pero soy de desayunar “cola-cao”, así que la cafeína no es mi debilidad precisamente. Por eso “tuneé” un poco este postre que encontré en el maravilloso blog de Alegna, La Casita Verde, del que ya he copieteado más recetas….¡y las que me quedan!

Así que, en resumen, con este dulce postre participo en el concurso de Pepekitchen del mes de febrero, que vuelve a ofrecer un simpático regalo de Caprichos de Cocina.



Si queréis ver la receta original de Alegna, pinchad aquí.

Y esta es la mía:


INGREDIENTES


18 bizcochos de soletilla

Batido de chocolate

250 gramos de queso mascarpone

4 huevos

100 gramos de chocolate blanco

40 gramos de azúcar

Virutas de chocolate con leche



PREPARACIÓN


Lo primero de todo es separar las claras de las yemas de los 4 huevos y reservar.

A continuación, se parte el chocolate blanco en trozos pequeños y se mete en un bol en el microondas para que se deshaga.

Se añade al chocolate, ya deshecho, la tarrina de queso mascarpone y las 4 yemas y se bate hasta obtener una crema homogénea, con los tres ingredientes bien integrados.



Aparte, se montan las 4 claras a punto de nieve y, cuando ya estén, poco a poco, se va añadiendo el azúcar, sin dejar de batir para que no se bajen mucho.


A esta última mezcla se le añade la obtenida con el chocolate, el queso y las yemas con la ayuda de una espátula de silicona. Se reserva.


Ahora es el momento de preparar la base de la tarta con los bizcochos.

De uno en uno, se van mojando en el batido de chocolate y se colocan cubriendo el fondo del molde elegido. A continuación, se vierte por encima la mitad de la crema preparada y se vuelve a repetir la operación, mojando más bizcochos en el batido de chocolate y poniéndolos encima de la primera capa. Encima de esta segunda capa se echa el resto de crema hasta terminarla.


Tiene que reposar durante toda la noche en el frigorífico, tapado con un film transparente.


Antes de servir el tiramisú al día siguiente, se saca de la nevera y se espolvorea con virutas de chocolate para adornar.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO


Como veis, es un postre sencillo, quizá algo laborioso de hacer, pero sólo por el tiempo, porque tampoco tiene mucha complicación. Ahí van los habituales consejos:

El número de bizcochos que se vayan a utilizar depende, por supuesto, del molde que elijamos para preparar el tiramisú. Yo conté 18 pero quizá vosotros necesitéis más o menos. Cubrir bien todos los bordes del molde para que quede bien compacta la base y después sea más fácil servirlo. El tipo de bizcocho también es a elección. Yo creo que estos le quedan muy bien, pero la cosa, ya sabéis, va en gustos.


Para deshacer el chocolate, si lo hacéis, como yo, en el microondas, hay que tener cuidado para que no se os queme. Lo ideal es poner poco tiempo, sacar el bol, remover un poco el chocolate con una cuchara de madera y volver a meter otros segundos más si no se ha deshecho bien. Es mejor tener que meter el bol varias veces en el microondas antes de querer hacerlo de una vez y quemar el chocolate.

Igual que el café sabe diferente (supongo, porque no soy nada cafetera) según la marca, para hacer el tiramisú tradicional, lo mismo pasa con el batido de chocolate. Aquí sí que soy algo experta, ¡ja,ja!, y os aseguro que el de Puleva es el mejor que podéis tomar. Si no me creéis, haced la prueba y veréis qué diferencia de sabor. Por supuesto, podéis elegir el que queráis para bañar los bizcochos, pero este es el más rico.


Es importante que el postre esté reposado de un día para otro, así toma más sabor y está mejor. Además, está bien tener preparado el postre de un día para otro si lo queréis hacer para una comida o cena especial.


Cuidado al servir el tiramisú, porque a lo mejor está un poco blandito. Paciencia, un buen material para servir y….¡a disfrutar del postre!






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