jueves, 30 de abril de 2009

Bea y los contrastes

No sé si sabéis que me encantan los platos que combinan lo dulce con lo salado, algo que algunos odian, pero es que a mí, encontrarme con sabores tan diferentes me pirra, de verdad. Por eso me decidí a probar a hacer mi primera empanada con esta receta de Carmelilla para deleitar a mis comensales de cumpleaños, los muy valientes.
Se trata de una EMPANADA DE MORCILLA Y PERA, ¡toma ya! Esta Carmelilla es la caña, su blog Mis recetas de cocina es una pasada (también, como todos los que os he presentado hasta ahora) y además le tengo un cariño especial porque fue uno de los primeros que puse en favoritos cuando me comenzó a dar esta “fiebre” por cocinar y porque la chica vive en Ponferrada, tierra a la que también le tengo mucho aprecio, los meses que estuve trabajando allí fueron fantásticos (anda que no ha llovido ya) y todavía conservo buenos amigos de esa tierra. Tenéis que visitar El Bierzo, es precioso, se come muuuuuy bien y, además, para rematar, la gente de allí es ENCANTADORA (con mayúsculas).
Pero, que me voy por las ramas, volviendo a la receta, os diré que me gustó mucho, sobre todo por lo fácil que fue de hacer. Lo que más me sorprendió fue la masa, que estaba yo un poco asustada por si fracasaba, pero que fue muy, muy sencilla: se ligó bien, no es nada pegajosa y está rica, rica. Seguro que la repito con otros rellenos. La morcilla no es que sea mi pasión, pero entre los invitados, eran varios los adictos, así que había que darles el gustazo, claro.
¡Ah!, esta receta va dedicada a Judith y Lucía, que me la han pedido encarecidamente, ¡jua, jua! Rubia, morena…¡va por vosotras!

Si queréis ver la receta original de Carmelilla, pinchad aquí.


Y esta es la mía:

INGREDIENTES
Para el relleno
1 cebolla
30 gramos de mantequilla
30 gramos de aceite de oliva
70 gramos de nata líquida
½ cucharadita de sal
¼ de cucharadita de canela
¼ de cucharadita de pimienta
¼ de cucharadita de nuez moscada
2 morcillas pequeñas de arroz
2 peras conferencia
1 huevo batido para pintar la empanada

Para la masa
400 gramos de harina
180 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
70 gramos de agua
1 huevo
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de levadura Royal



PREPARACIÓN
Se comienza con el relleno. En una sartén, se pone la mantequilla con el aceite y se echa la cebolla picadita para sofreír un poco.

Cuando ya esté blandita, se le añade la sal, pimienta, nuez moscada y canela, además de la nata y se le da bien vueltas para que se mezcle todo. Después de un ratito mezclando, se retira del fuego y se reserva.
Ahora vamos a meter mano a la masa. En un bol profundo y grande (o en la encimera, si se prefiere) se pone la harina, la mantequilla (si está muy fría, meterla un rato en el microondas para que se ablande y se pueda trabajar mejor con ella), el agua, el huevo, la sal y la levadura Royal. Se remanga uno y se mezcla con las manos hasta que quede una masa fina y suave.
Se divide la masa en dos y se estira una parte con el rodillo; esta será la base de la empanada. Con cuidado, se pone la base en la bandeja de horno donde se vaya a hacer la empanada, sobre papel vegetal mejor, para que no se pegue a la bandeja.
Ahora ya se puede poner el horno a precalentar a 180ºC.
Sobre la base se echa la mezcla de cebolla hecha con anterioridad, cubriéndola toda, dejando los bordes libres para luego poder cerrarla con más facilidad.

Ahora se cogen las dos morcillas y se desmenuzan sobre la cebolla
El siguiente “piso” será de pera. Hay que pelar las dos peras y cortarlas en rodajas para poner encima de la morcilla, cubriéndola toda.
Se coge la otra parte de la masa y se estira como la primera, para hacer la “tapa” de la empanada. Se pone por encima y se cierra bien para que no se salga por los lados.
Se pinta con un pincel untado en huevo batido y se pincha toda la masa para que no se hinche dentro del horno cuando se empiece a hacer.
Deberá estar en el horno durante aproximadamente media hora para que se haga bien.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO

Lo primero, el tema masa, que seguro que es el que más asusta. Por lo menos a mí, que estaba preocupada por si no salía bien, ya que era la primera vez que la hacía…¡pues ningún problema! Es una masa de lo más sencilla, apenas hay que amasar para que se mezcle todo bien y quede suave y, lo que más me gustó, no es nada pegajosa, así que se puede trabajar muy bien. Incluso cuando la tienes que estirar, no es necesario ni que enharines la mesa de trabajo, porque no se pega a la encimera como una maldita.

Otra cosa es lo de darle forma a la masa. A mí me resultó lo más difícil, porque era muy complicado que quedara un rectángulo más o menos decente para que la empanada no pareciera una aberración de la naturaleza. Tuve que estar dándole con el rodillo para todos los lados hasta que quedó algo como lo de la foto, uf!, todavía me duelen las palmas de las manos de apretar…pero mereció la pena, que conste.

Para que la cebolla quede bien picadita, si no tenéis mucha soltura con el cuchillo, como es mi caso, lo mejor es meterla en trozos en la picadora y que la maquinita haga el resto. Siguiendo con el tema cebolla, yo puse sólo una (en vez de medio kilo, como venía en la receta original de Carmelilla) por si luego sabía mucho, pero la verdad es que no noté nada, así que me voy a atrever a poner dos bien gorditas en la próxima que haga.

Las medidas de los condimentos (sal, pimienta, nuez moscada y canela) son los que yo puse, prefería quedarme corta que no pasarme, pero creo que para la siguiente me atreveré con más cantidad, como con la cebolla. Y también creo que pondré más pera, para que se note más aún el contraste de sabores. Yo las pelé, pero Carmelilla comenta en su receta que se puede poner la fruta con la piel.

No se os olvide pinchar la empanada, que si no luego se hincha dentro del horno. Eso sí, tened cuidadito al pincharla, porque yo casi la destrozo. Es que las peras estaban un poco duras y era difícil pincharlas, así que tuve que ir despacio después de ver que con el primer pinchazo el tenedor casi me levanta toda la masa, ¡qué susto!

Si no tenéis tiempo, como me ocurrió a mí, podéis hacer esta empanada el día anterior. Yo lo que hice fue dejarla toda preparada sin cocinar y guardarla en el horno bien forradita de film transparente para que no se secara. Así, al día siguiente, sólo tuve que pincharla, pintarla con huevo batido (algo opcional que yo hice para que quedara más bonita, le da un brillo chulo) y hornearla.

lunes, 27 de abril de 2009

Bea y su mejor regalo de cumpleaños

No tengo palabras…¡me han regalado por mi cumpleaños una panificadoraaaaaaaa!!!!!!!!! Gracias, gracias y mil gracias. Si es que tengo un novio que no me lo merezco. Amigos, lo siento, vuestros regalos molaron mucho, pero este cacharrito del que tenía yo ganas por puro capricho (lo reconozco) desde hace tantos meses, ha sido lo más de lo más.
Aquí va otra foto para que la podáis ver desde todos los ángulos, ¡je,je!Ahora voy a ponerme a buscar recetas en Internet como una loca para sacarle el máximo partido. Se admiten sugerencias de alguna que ya sepáis.
Además, también completo la cocina con otros regalitos chulos, como estos…


y también completo el armario con ropa nueva, que me hace mucha ilusión, ¿eh?, aunque lo mejor es que pudiéramos juntarnos tantos a celebrarlo (lo digo ahora, una vez pasados los agobios de “¿qué cocino?”, “¿será suficiente?”, “¿les gustará?”, claro).

Muchas gracias a todos y nos vemos para celebrar los 33 en nada, que el tiempo ahora pasa volandoooooooooo!!!!








domingo, 26 de abril de 2009

Bea está de cumpleaños

Pues sí, nada menos que 32 añitos que cumplo hoy…cómo pasa el tiempo. Os lo digo por si queréis felicitarme, ¡jeje!, que me hace ilusión, oye. Una con los años se vuelve así de sensible, :).
Ahora ya me da lo mismo cumplir años, he aprendido que lo mejor es que sigan pasando, pero me acuerdo que hace un tiempo me daba una rabia cumplir…Además, con lo bien que me conservo, todo el mundo me echa 25, así que yo encantada, ¡jua, jua! Es una cualidad que comparto con mis amigas, ¿verdad Zetas?
Ayer celebré por adelantado el cumpleaños con una comida en mi casa que me llevó algo de tiempo y bastante estrés porque cada vez se sumaban más invitados!!!! pero de la que, más o menos, salí airosa. Es que cuando viene mucha gente a comer, soy muy mala para calcular y siempre temo quedarme corta.
El caso, que os dejo unas fotos de algunos de mis platos como adelanto y, poco a poco, iré poniendo las recetas por si os gusta alguna y os animáis, porque no son nada del otro mundo, ni muy rebuscados, así que, como siempre, los puede hacer cualquiera.
¡Feliz día de domingo a todos!

Quiche de carne Flanes de queso

Empanada de morcilla y pera

Empanada de jamón y queso

sábado, 25 de abril de 2009

Bea y un bizcocho de lo más jugoso

Como ya sabéis, me pirran las fresas, así que, tarde o temprano, tenía que hacer un bollo de esa fruta. Aquí os dejo una receta de lo más sencillo (como viene siendo habitual) y que, sobre todo, me sorprendió por lo jugoso que está este BIZCOCHO DE FRESA. Como no, lo he sacado de uno de los blogs de cocina cabecera para hacer cositas de este tipo, Mis deseos más dulces, de mi amiga Vanesa. Está visto que ahí en Canarias hay grandes cocineras, sólo hay que pasarse por unos cuantos blogs…Además, Vanesa había copiado este bizcocho de otra de las “grandes”, la portuguesa Alegna, de La casita verde, otro blog del que también os he hablado ya.

Así que, si queréis ver la receta original de Alegna, pinchad aquí.
Si queréis ver la receta de Vanesa, pinchad aquí.

Y esta es la mía:

INGREDIENTES
4 huevos
220 gramos de azúcar
250 gramos de harina
1 sobre de levadura en polvo Royal
50 gramos de aceite de girasol
50 gramos de yogur natural
250 gramos de licuado de fresas

PREPARACIÓN
Antes de nada, se prepara el licuado de fresas. Se lavan, se parten y se meten en el vaso de la batidora para triturarlas. Se reserva.
En un bol se echan los huevos y el azúcar y se bate bien hasta que esté integrado todo y haya crecido un poco. Después se le añade el aceite, el yogur y 100 gramos del licuado de fresas. Se vuelve a mezclar y ya va cogiendo colorcillo rojo.
Ahora se le añade la harina (acordaros de tamizarla) y el sobre de levadura para volver a mezclarlo todo bien.
Poner a precalentar el horno a 200ºC.
Echar la mezcla en el molde para horno que se vaya a utilizar y por encima, con cuidado, el resto del licuado de fresas. Yo con esta cantidad hice dos bizcochos pequeños para regalar.


Bajar la temperatura del horno a 180ºC y meter el bizcocho durante media hora aproximadamente.
Estará listo cuando al pincharlo, el palillo salga limpio.
OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
Lo cierto es que este bizcocho apenas tiene misterio, sólo os puedo recomendar que peséis el licuado de fresas para ver si realmente hay 250 gramos, porque yo pesé las fresas sin preparar primero y después tuve que añadir algunas más cuando las trituré.
Respecto a lo de echar con cuidado el resto del licuado a la mezcla tampoco lo hagáis con mucho miedo, porque algo se irá de todas formas al fondo y es parte de la gracia del bizcocho, encontrarte con los agujeritos llenos de fresa. Ya veréis qué jugoso está. Con este no tenéis excusa para entrar en la cocina a probar, es tan fácil que no podéis echaros atrás.

jueves, 23 de abril de 2009

Bea y su pasión por las masas

Pues sí, es verdad, una vez que te sale una bien, te animas y dices, “anda, si esto va a ser menos complicado que lo que parece”. Lo esencial es perderles el miedo y el respeto, ¡je,je! A mí me encanta amasar. Más de una vez me he visto tentada a comprar una panificadora, pero en el último momento me entra la cordura (y ahora más, en tiempos de crisis) y me engaño diciendo que es mucho más divertido pringarte hasta los codos para conseguir la masa tú solita. Así parece que tiene más mérito, ¿no?
Bueno, al grano, que la primera masa que voy a poner en el blog es una de las primeras que probé en su día y que salieron sin tener mucha experiencia, de verdad. Los ingredientes ligan bien con facilidad y eso anima. Además, lo más importante, están riquísimos estos PANECILLOS NAPOLITANOS, que los puedes rellenar con lo que más te guste y que con el toque de orégano y ajo los hace más ricos todavía si cabe. Os lo he explicado en un “paso a paso” para que veáis que es fácil y os animéis, así que no tenéis excusa.
Esta estupenda receta la saqué de uno de los primeros blogs que encontré por Internet y que es como una Biblia para las blogueras cocinillas como yo. Lo suelo mirar todos los días y es que no falla casi ni uno, a esta mujer no se le acaban las recetas. Alicia, Canelona en la web, es toda una todoterreno de los fogones y, además, siempre con buen humor y dispuesta a solventar cualquier duda a las que no estamos a su altura (anda que no me queda…).
Así que, antes de nada, si todavía no lo conocéis, echad un vistazo a la web de Canecositas y me daréis la razón.


Si queréis ver la receta original de Alicia, pinchad aquí.

Y esta es la mía:

INGREDIENTES
Para la masa:
300 gramos de agua
100 gramos de aceite de oliva
2 cucharaditas de sal
1 cucharadita de azúcar
25 gramos de levadura prensada
300 gramos de harina de fuerza
300 gramos de harina normal
2 cucharadas de orégano
3 cucharaditas de ajo en polvo


Para el relleno:
250 gramos de fiambre de jamón de york o pavo
250 gramos de queso Gouda
1 lata de champiñones en láminas
1 lata de aceitunas sin hueso
Tomate frito

PREPARACIÓN
Primero empezamos con la masa. Del agua de los ingredientes, se separa un poquito en un vasito y allí disuelves la levadura, deshaciéndola con los dedos, y el azúcar.En un bol grande, se tamizan las dos harinas con la sal y se le echa lo del vasito, el resto del agua y el aceite, el orégano y el ajo.
Es hora de meter las manos (bien lavadas, ¿eh?) en la masa. A remangarse y empezar a amasar hasta que todos los ingredientes se integren bien. Cuando se haya convertido en una masa lisa y elástica, es que ya está lista.


Se saca la masa del bol y se divide en siete u ocho porciones y se reserva.
Ahora vamos con los ingredientes para el relleno. Se pica el jamón de york, el queso y las aceitunas y se le añaden los champiñones, escurridos, para mezclarlo todo bien en un bol.Una vez preparado el relleno, se van cogiendo una a una las porciones de masa y se hace lo siguiente: estirarla con un rodillo, untarla con un poco de tomate frito,

echar una buena porción de relleno, enrollar la masa y cerrarla bien.


Mientras se hace esto, se puede poner ya a precalentar el horno, a 225ºC.
Los panecillos se van dejando en una bandeja de horno, con papel vegetal para que no se manche mucho ni se peguen y, una vez hechos todos, se meten durante media hora.
Es mejor comerlos calentitos, están más ricos que fríos o recalentados después, aunque, de todas formas, os aseguro que van a ser un éxito y desaparecerán.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
No os voy a engañar, se tarda un rato de hacer, no es precisamente una receta express, quizá podáis estar hora y media tranquilamente hasta que los panecillos salen del horno con ese olorcito a orégano y ajo….¡hummmm!. Así que merece la pena. Lo mejor es que tengáis todos los ingredientes pesados ya para añadirlos rápidamente para hacer la masa y tener cortados y mezclados previamente los alimentos que compondrán el relleno.

No os preocupéis si tenéis que añadir un poco más de harina a la masa porque queda un pringosa. A mí me pasó la primera vez, aunque no las siguientes. No sé la razón, pero con un extra de harina se arregla todo.

Por supuesto, como ya se os habrá ocurrido, la masa admite cualquier relleno. Yo, por ejemplo, esta última vez le añadí las aceitunas, pero dejad volar vuestra imaginación y echarle otras cosas que os gusten.

Cuidado cuando estiréis la masa y la untéis con tomate, echad sólo un poco, porque si no luego se va a salir por todos los lados cuando la enrolléis. Os lo digo por experiencia.

Lo que también debéis de hacer es sellar bien el panecillo cuando esté enrollado, para que no se salga el relleno por los lados, aunque quede más feo.

Para poder trabajar bien con la masa, una vez extendida con el rodillo, despegarla de la mesa de trabajo y luego la volvéis a apoyar allí. Así estará más suelta cuando, con todo el relleno, se intente enrollar.

miércoles, 15 de abril de 2009

Bea y el postre (casi) perfecto

Si he repetido veces un postre desde que empecé a experimentar en la cocina este es, sin duda, el BROWNIE. Muy fácil de hacer y que gusta a (casi) todos. Por eso digo que es el postre (casi) perfecto, a no ser que entre vuestros comensales haya alguien a quien no le guste el chocolate. Y sé que existen, yo tengo una amiga (un saludo, Clara). Si no, no me lo creería, la verdad, ¡je, je! Menos mal que hay postres alternativos.
Pero si a todos les gusta el chocolate, no dudéis en hacerlo, porque es muy, muy sencillo y tiene un sabor delicioso, conjuntado con el del helado que lo corona, ¡hummmm!
La verdad es que ya no me acuerdo de dónde saqué esta receta, fue mucho antes de que descubriera el maravilloso mundo de los blogs de cocina, así que no puedo poner esta vez la referencia. He probado con otras recetas de brownies sacados de distintos blogs, pero la más fácil y la que siempre queda bien es esta, os lo aseguro. Así que la comparto con todos vosotros.

INGREDIENTES

125 gramos de chocolate de postre
220 gramos de mantequilla
4 huevos
220 gramos de azúcar
70 gramos de harina normal
50 gramos de nueces troceadas

PREPARACIÓN
Poner en un bol el chocolate troceado y la mantequilla y meterlo en el microondas para que se deshaga. Probar dos minutos para ver si se deshace todo bien y si no, pues lo volvéis a poner unos segundos más. Remover con una cuchara para que se una todo bien cuando se saque del microondas y reservar.
En otro recipiente, echar los huevos y el azúcar y batir hasta que se mezcle bien. Después, añadir la harina y volver a batir para que se integre. Por último, verter la mezcla del chocolate y la mantequilla derretidos. Cuando esté todo bien mezclado, echar las nueces troceadas.
Todo esto se vierte en el recipiente que se vaya a meter en el horno, que estará precalentado a 180ºC. Se puede encender cuando, por ejemplo, se vaya a echar la harina y en ese ratito, hasta que terminéis de batir todo, se calienta.
El brownie tiene que estar alrededor de 25 minutos en el horno para que se haga. Para comprobar si está hecho, ya sabéis, a pinchar con un palillo para ver si sale limpio. Esa es la señal de que ya está listo.


OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
La mantequilla y el chocolate se pueden derretir también en un cazo a fuego lento, pero con cuidado de que no se os queme, sólo que se deshagan ambos ingredientes lentamente. Después los mezcláis bien con una cuchara y se reserva.

En el paso de batir los huevos con el azúcar, estar un buen ratillo, para que el azúcar se integre lo más posible. Yo una vez no lo batí demasiado y el azúcar se notaba al morder el brownie y no quedó nada bien. Un desastre del que se aprende.

Si podéis, tamizar la harina al echarla en la mezcla. Ya sabéis, pasarla por un colador para que caiga más fina. No es imprescindible, pero así evitáis los grumillos y es más fácil de integrar.

Para que el brownie se despegue mejor del molde donde se vaya a hacer y para manchar menos, os aconsejo que forréis el molde con papel vegetal de horno. Para que se adapte bien tengo un truco: pincelar primero el molde con un poco de aceite y después poner el papel, para que se “pegue”, como se ve en la foto.
No os preocupéis si el brownie se resquebraja por arriba o no sube cuando esté haciéndose en el horno. Como no lleva levadura, no va a subir, se trata de un postre bajo y compacto. La capa que queda arriba se vuelve crujiente cuando se está haciendo y es fácil que se rompa, pero eso no le quita que esté rico, rico. Además, cuando lo vayáis a servir y lo cortéis, se os va a romper igual, ¡je,je!, así que fuera preocupaciones.

Lo bueno de este postre es que se puede hacer el día antes de comerlo o por la mañana si lo vais a preparar como postre de una cena. Listo en media hora y un problema menos.

Aunque el brownie esté frío porque se ha hecho antes, la manera más rica de comerlo es calentito. Cuando los vayáis a servir, cortarlo en cuadraditos (según comensales y goloseo de cada uno) y calentarlo unos segundos en el microondas. Luego, se coronan con una buena bola de helado. El ideal, de nata o vainilla, pero admite cualquier sabor que os guste.

Otra cosa genial del brownie. Si sobra (que es poco probable) se puede congelar en porciones (más cómodo) y sacarlo cuando se quiera comer. Sólo hay que calentarlo un poco y a disfrutar del chocolate…¡por eso es el postre (casi) perfecto!

sábado, 11 de abril de 2009

Bea y un plato de pasta

No podía faltar uno de los clásicos de la cocina en este blog, pasta a la carbonara, una de mis salsas favoritas. Eso sí, para seguir con la filosofía del blog, platos sencillos, una versión para hacer en un momentito. Casi se tarda más en cocer la pasta que en hacer todo lo demás. Lo bueno de este plato es que admite (casi) cualquier cosa que haya en el frigorífico. Como yo esta vez tenía una triste salchicha de carne blanca esperando su oportunidad, fue el acompañante que le añadí a la pasta, pero admite otras muchas cosas. Mis favoritas: bacon y champiñones. Lo mismo pasa con la pasta, puede ser espaguetis, macarrones, tallarines… yo compré pasta fresca de raviolis rellenos de queso, así que ahí van mis RAVIOLIS CON SALSA CARBONARA para dos personas:

INGREDIENTES
1 paquete de pasta fresca (en este caso, raviolis de queso)
1 brick pequeño de nata líquida para cocinar
Queso rallado
Salchichas (al gusto de cada uno)
2 huevos
Sal

PREPARACIÓN
En una cazuela se pone a hervir agua con un poco de sal y se echa el paquete de pasta, para cocerlo según diga en las instrucciones. A mí me gusta bastante blandita la pasta, así que la suelo dejar unos minutos más de los aconsejados. Después se le escurre el agua y se reserva.
En una sartén con un poco de aceite se ponen a freír las salchichas, cortadas en trocitos. Cuando estén hechas, se añade a la sartén el brick de nata para que coja el sabor, y luego un puñado de queso rallado, que hará que la salsa espese un poco. Una vez mezclado todo, se cascan en la misma sartén los dos huevos y se revuelve muy rápido, para que se unan a la salsa. Añadir sal si es necesario.
Ahora es el momento de echar en la sartén la pasta y remover para que se impregne toda bien.
Se sirve la pasta y, si se quiere, se le echa por encima más queso rallado.

OBSERVACIONES PARA PRINCIPIANTES COMO YO
Si se quiere conseguir una salsa más ligera, se puede añadir un vaso de leche en vez del brick de nata, pero quizá tengáis que echar más queso rallado, para que no quede la salsa muy líquida.
La sal que tiene que llevar la salsa dependerá de los ingredientes que lleve. Por ejemplo, necesitará más si se acompaña con salchichas que si se hace con bacon, que ya está salado de por sí. Lo mejor es probar la salsa (¡cuidado no os queméis!) y comprobar cómo está para añadir o no sal.
Intentar freír los ingredientes en una sartén honda, porque después hay que echar todo lo demás y la pasta, y así es seguro que os cabrá todo (yo tuve que cambiar de sartén y es un rollo...¡más para fregar!).
Para que la pasta quede suelta, después de escurrirla le echáis un chorro de agua fría. Luego ya se volverá a calentar cuando se añada a la pasta, no os preocupéis.
No estéis mucho tiempo haciendo la salsa cuando echéis los huevos, porque si no estos cuajan mucho y la salsa se vuelve menos líquida.


lunes, 6 de abril de 2009

Bea y la dulce Semana Santa zamorana

Si de algo pueden estar orgullosos los zamoranos es de su Semana Santa, una de las más bellas del país. En estos días, Zamora, ciudad pequeña y tranquila el resto del año, se ve literalmente invadida por multitud de turistas que disfrutan y viven unas procesiones, que, como en toda tierra castellana, se caracterizan por su recogimiento y sobriedad, muy alejadas de las que viven los andaluces, por ejemplo. Es otra manera de ver la Semana Santa, que sorprende a los recién llegados.
Para los curiosos, os invito a visitar esta web:
www.lapasiondezamora.com para haceros una composición de lugar y animaros así a descubrir esta pequeña gran joya del Románico, que merece la pena visitar también el resto del año.
Y si así no os he convencido, pues ataquemos al estómago mostrándoos qué podéis encontrar en estos días en multitud de establecimientos de la ciudad, la mayoría ubicados en el Casco Antiguo. Dulces para todos los gustos.

ACEITADAS
Se trata de contundentes pastas, oscuras, bastante toscas en su aspecto, muy duras al mordelas, pero con un agradable sabor y un ligero toque a anís. Hechas con ingredientes simples (aceite, huevos, azúcar, harina) se disfrutan con un buen café.
Si os atrevéis con ellas, he encontrado la receta en este blog que no conocía.


Aceitadas (izquierda) y amarguillos (derecha)
AMARGUILLOS
Sin duda, mis preferidos. Las pastas más blanditas de todas las que os he hablado, gracias a la clara de huevo. Crujientes por fuera y muy, muy tiernas por dentro, toda una delicia.
ALMENDRAS GARRAPIÑADAS
Imprescindibles en la Semana Santa zamorana (como el comer pipas mientras se espera las procesiones). Si tienes suerte, algún cofrade te dará alguna al pasar a tu lado, sobre todo en la procesión de la Cofradía del Jesús Nazareno, conocida como “la procesión de los borrachos”, aunque a los más “puristas” les moleste esta denominación, que procesiona en la madrugada del Jueves al Viernes Santo, ¡impresionante! Pero hay que comprar al menos una bolsita para disfrutar de un dulce tan típico de estas fechas. Las originales son las almendras, pero ahora también te puedes encontrar puestos que “garrapiñan” pipas, pistachos, avellanas, cacahuetes…
Si os animáis a probar a hacerlas en casa, seguid los consejos de Ile, uno de los blogs más didácticos que conozco. Todo con ella parece más fácil.


Rosquillas (izquierda) y rebojos zamoranos (derecha)
REBOJOS
Son bollos individuales de gran tamaño y existen de dos tipos, duros y blandos. Yo aconsejo los segundos, que recuerdan a los mantecados, pero si os atrevéis con los primeros, tened a mano un buen vaso de leche, porque si no, es fácil que os atragantéis. Huevos, azúcar y harina son sus ingredientes básicos.

Roscas de yema (izquierda) y feos (derecha)
FEOS
Como su nombre indica, son pastas realmente feas visualmente, muy, muy duras y típicas de un pueblo de Zamora llamado Villalpando. Pero si os gusta la almendra, es vuestra pasta.
Toda la información sobre estos dulces y sus recetas la podéis encontrar en: www.patrimonio-gastronomico.com, por si os apetece probar. Para mí son recetas todavía demasiado elaboradas, pero quizá algún día publique aquí mis primeros amarguillos, ¡quién sabe!


Aparte de las aceitadas, los rebojos, las almendras garrapiñadas, los feos y los amarguillos, podéis disfrutar mientras descubrís Zamora de roscas de anís, bollo coscarón, hojaldres, pastas de nata, rosquillas o cocos.
Bollo coscarón

Y si os quedáis hasta el Domingo de Resurrección, tenéis que almorzar el plato típico de ese día, Dos y Pingada, es decir, dos huevos fritos, acompañados por lonchas de jamón también fritas y una buena rebanada de pan. Si es de Carbajales de Alba, mejor que mejor.

Y ya que estáis en Zamora, no os vayáis sin probar, y comprar, alguno de los vinos de la DO Toro y un buen queso de oveja, catalogados como de los mejores del mundo.
Estéis donde estéis estos días… ¡Feliz Semana Santa!